-Hey, Camila- me llamó una voz dulce y segura.
Me di vuelta para mirar. Eran dos chicas que estaban a una distancia de una cuadra y media y se acercaban a mi. Les vi cara conocida, algo muy raro, ya que no conocía mucha gente de la ciudad.
- ¿Sí? - pregunté.
- ¿No te acuerdas de mí?- me dijo una de ellas.
Y en ese momento recordé.
- ¡Vos sos la hermana de Nico!
- ¿Vos?- dijo su amiga.-Ah, ¿eres de Argentina, verdad?
- Sí, ¿es muy evidente?- y nos reímos las tres.
Mariana me miraba permanentemente, y adiviné en sus ojos que quería preguntarme algo.
-¿Cuánto tiempo hace que sales con mi hermano?
-Emm.... Yo sé que suena raro, pero hace como un día y medio.-respondí tímidamente.
-Ah. Me parece genial, ¿sabes?. El otro día, en el bar, cuando Nico nos presentó, me pareciste muy buena chica. Me alegro de que salgas con él, en serio.- me dijo, para mi sorpresa, con mucha dulzura.
-Bueno, te lo agradezco de corazón. Es lindo saber que a la hermana de tu novio le simpatizás.
-Disculpen, -agregó su compañera- pero todavía nadie me presentó.
-¡Oh! Perdón. - suplicó Mariana- Camila, ella es Anna, mi compinche y mejor amiga de años. Debes de haberla visto en el show. Es la tecladista de la banda.
-Sí, recuerdo haberte visto, Anna. Déjenme decirles que fue estupenda su presentación, ¡son realmente talentosas!- las felicité casi gritando.
- Muchas gracias, Cami.- sonaron ambas al mismo tiempo.
-Anna, -siguió Mariana- ella es Camila, como sabes, la novia de Nico.
Entonces se interrumpió por unos segundos.
-Me gustaría poder decir algo más de ella, pero solo cruzamos tres o cuatro palabras. De hecho, es la primera vez que conversamos.
-Anda, cuentanos algo de tu vida. - me pidió Anna.
-Con gusto lo haría- expliqué- pero como que se me hace tarde. Tengo que volver a mi apartamento para preparar la cena.
-Entiendo. No te robaremos más tiempo - me sonrió.
-¿Te...-dudó Mariana- ¿te molestaría que te acompañemos? Digo, para poder hablar un poco más, si estás de acuerdo.
-¡Me encantaría!- contesté entusiasmada.
-¡Grandioso!
Ahí no más nos encaminamos hacia mi hogar, a unas ocho cuadras, no muy lejos. Me preguntaron muchas cosas; y yo a ellas también. A medida que nos acercabamos a destino, aquellas dos me parecían más que geniales. Eran muy parecidas a mi en cuanto a gustos y ese tipo de cosas. Estaba muy feliz de que el destino nos cruzara.
-Tal vez suene algo apresurado. - comencé- Tengo entradas para The Beatles, no sé si os gusta, pero me gustaría invitarlas; qué mejor oportunidad para seguir conociéndonos.
Las dos chicas se miraron con cierta tristeza.
-mmm... Hoy conseguimos los boletos. Somos muy fanáticas. - me contó Anna.
-Ya veo. Qué pena.- me lamenté- Iba a ir con mis dos hermanas, que solamente viajarían por ese motivo; pero con tanto conflicto en mi país los aeropuertos cerraron. De forma que tengo tickets de sobra.
-¿Qué fila tienes?
- Primera
-¿De veraz? ¡Eso es fabuloso! - se alegró Anna.- Nosotras también, de modo que estaremos muy cerca.
Caminamos sin decir mucho más. Ya estamos cerca.
En un momento Mariana me miró fijamente y me dijo:
- Tú tocas un instrumento, ¿no es cierto?
Me asombré; no por la pregunta, sino por la forma en que la dijo. Me reí.
- ¿A qué se debe tanta seguridad?
-Intuición.
-Pues estás en lo cierto. Toco el bajo, pero no presumo.
-¡Lo sabía!
Anna observaba atentamente. Sonreía pero no decía nada.
- ¿No es lo que estabamos buscando?- le preguntó.
Aquella seguía sin pronunciar palabra. Sólo asintió con la cabeza.
- ¿Puedo invitarla? ¿sí?- insistió Mariana.
Su amiga repitió la acción.
-¡Gracias!- dijo mientras se colgaba del cuello de Anna.
Un abrazo un tanto exagerado; o no. Hasta el momento yo no comprendía nada de lo que hablaban.
-¡Ya!- gritó Anna- ¡Suéltame!
Mariana me agarró de los hombros y me preguntó con firmeza:
- ¿Te gustaría entrar en nuestra banda?
Continuará...
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