Bienvenida

Este es un blog compartido por tres chicas; Camila, Mariana y yo, Ana.

Se trata de tres chicas, que conocerán a cuatro hombres, que les cambiarán la vida. Espero les guste!

viernes, 5 de agosto de 2011

Capítulo 8


NARRADO POR CAMILA


Muy temprano en la mañana, Nico y Mariana golpearon la puerta de mi apartamento. Yo estaba lista para conocer Canterbury, ¡sólo había escuchado comentarios positivos de aquel lugar!
Nos encaminamos en un viaje de, por lo menos, ocho horas, y no regresaríamos hasta el viernes.
Mariana conducía, muy atenta a la carretera.

- Verás que Canterbury es una ciudad bellísima.- me aseguró ella.- Estos dos días serán geniales.

A las pocas horas de salir de Londres, caí en un sueño profundo; cosa que no me extraña, ya que siempre fui propensa a dormirme durante los largos viajes.

Me desperté en un lugar frío, casi helado, pero con mucho sol. No había gente, sólo viejas contrucciones abandonadas de mil colores diferentes. Todo con un brillo excesivo.

- Esto debe ser Canterbury -pensé-, pero ¿dónde están todos? ¿y Mariana y Nico?

Empezaba a preocuparme. Ellos no serían capaces de dejarme sola, sabiendo que no conocía nada de aquel sitio.
Empecé a caminar en busca de los dos. Un perro de una raza que yo jamás había visto cruzó la calle por donde yo andaba. Lo miré muy extrañada (y no era para menos). Este animal llevaba una llave en la boca. Dorada, para ser precisa. No le di importancia y seguí con mi busqueda.
Unos pasos más adelante, un ruido insoportable me dejó sorda por varios segundos. Parecía que miles de vidrios se rompían simultáneamente. Realmente insoportable. Y lo más confuso, además de no saber de dónde provenían, fue que aquellos molestos ruidos se detuvieron de golpe. Demasiado extraño. Más tarde dudé de si alguna vez existieron en verdad; quizás solo estaban en mi cabeza.
De repente me mareé. No sentía las piernas. ¡Creía desmayarme!

-¡Nooo!- grité con miedo, mientras me despertaba de aquel raro sueño.

Me encontraba nuevamente en el automóvil, recostada sobre el asiento trasero.

-Estas pesadillas cada vez son más seguidas.- me dije para mis adentros.

Desde que estaba en Londres, ese tipo de cosas me ocurrían todo el tiempo. Nunca creí en ellos, de modo que no me afectaban en absoluto.
Un hombre me miraba atentamente, parado al lado de la puerta de una gasolinera. No podía distinguirlo, tengo dificultad para ver de lejos. Entonces me di cuenta que mi novio y su hermana debían estar allí adentro, y en cualquier momento volverían.

Empezaba a ponerme nerviosa aquel hombre que me observaba. No me quitaba los ojos de encima. Resolví bajar del coche y buscar a Nicolás; pero aquel sujeto se me adelantó, y, muy decidido, caminó hacia mi.
Intenté esconderme, pero ya había abierto la puerta.

-Discúlpame -se oyó una vos suave y cálida-, no quise incomodarte.

Yo tenía la cabeza gacha, así que no podía verle la cara.

-Pero no puedo dejar de mirarte.-siguió. -Siento que de algún lado te conozco.
-Eso es impos... - y no pude terminar la frase al verlo a los ojos.
-¿Tú también me conoces?- dudó.
-¡Cómo no te voy a conocer!- le contesté.

Él rió. Era más que obvio que lo conocía. Todo el mundo lo conocía, literalmente.

-Soy una gran admiradora, Paul. Los Beatles son geniales.
-¿Los Beatles? ¿y yo no?
-Bueno, vos sos genial.- me sonrojé.
-¿Puedo invitarte al show que daremos en unos días en Londres?
-Mmm... Ya tengo mi boleto.
-De acuerdo, entonces salimos luego del show. Lleva unas amigas, si te parece.
-Sí. Bueno... no. Mirá, yo estoy saliendo con un chico que quiero mucho y...
-Shhh. - me interrumpió.- Solo saldremos a tomar algo - me guiñó un ojo-, no pasará nada si no quieres.
-Esta bien. Nos veremos allí.

No estaba segura de lo que hacía. Jamás engañaría a mi novio, y menos con alguien que acababa de conocer. Pero Paul tiene algo especial, siempre había soñado poder estar con él.

-¿Cómo te llamas?- me preguntó.
-Camila.
-Por aquí no se oye mucho ese nombre. Me gusta.
-Gracias.- empezaba a ponerme inquieta.
-¿Me dirías tu edad?, si no son muchas preguntas.
- Claro. Tengo 17 años. Pronto cumpliré 18.
-When she was just seventeen... - cantó muy bajito, casi como un susurro.

¡Realmente amaba esa canción! ¡y no podía creer que el mismo Paul McCartney la estuviera cantando para mí!

-You know what...
-¡Alto! Me tengo que ir. Debo encontrar a mi novio.-le aclaré.
-¿Uno de pelo cortito, morocho, flaco y no muy alto?- asentí con la cabeza- Estaba con una chica. Muy linda por cierto. - Miró para arriba, como quien trama algo.
- Es la hermana, y mi amiga.

Paul entedió que estaba muy incómoda y decidió alejarse. Hizo seis pasos y se dio vuelta diciendo:

-Cuando cante "I saw her standing there" será para ti.

Y al rato desapareció entre los autos.
Me quedé allí parada.

-¡Cami, al fin despiertas!- se alegró Nico en cuanto me vió.
-¿Dormí mucho?- pregunté.
-No, solo tres horas. - y me sonrió, con esa sonrisa que tanto me enamoraba.

-Ok, tórtolos - ordenó Mariana-, al auto. A este ritmo no llegaremos más. Todavía nos queda un largo y sinuoso camino por recorrer.


Continúa Mariana.

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